jueves, 18 de septiembre de 2008

Notación Musical

NOTACIÓN OCCIDENTAL EN PENTAGRAMAS

La notación habitual de la música occidental es la que utiliza los pentagramas. Su base es un conjunto de cinco líneas paralelas. Cada línea y espacio entre ellas representa un sonido diferente. Cada sonido está representado por un signo llamado nota, ubicado sobre una línea o un espacio del pentagrama. La clave, que se coloca al principio de cada pentagrama, indica el sonido asignado a una de las líneas, a partir del cual es posible deducir y reconocer las otras notas. La octava contiene 12 sonidos, separados por semitonos, mientras que el pentagrama, por razones históricas, tiene líneas y espacios sólo para las siete notas do, re, mi, fa, sol, la y si (cinco de estas notas están separadas por un tono entero), por lo que se utilizan símbolos adicionales. Estos símbolos se colocan justo antes de las notas y alteran su significado, permitiendo de esta manera la notación de los sonidos restantes. Se trata de los símbolos del bemol ($), que baja la entonación de la nota en un semitono; el sostenido (#), que eleva la nota a la que antecede en un semitono; y el becuadro (♮), que cancela los símbolos previos de bemoles y sostenidos. Si algunos bemoles o sostenidos aparecen de forma regular a lo largo de una obra (un aspecto que depende de la tonalidad de la música), sus símbolos aparecerán al lado de la clave, al principio, en lo que se denomina armadura de clave.
La duración de las notas está indicada mediante sus formas específicas; la duración de los silencios se establece mediante unos signos especiales. Además, se puede añadir un puntillo que prolongará la duración de la nota en la mitad de su valor. Incluso puede haber dobles y triples puntillos. Cada uno de ellos incrementa la duración en la mitad del valor anterior, por lo que, al menos teóricamente, cualquier nota puede recibir un número infinito de puntillos (aunque nunca llegará a duplicar el valor de la nota original).
En distintos países se producen ligeras variaciones en los nombres de las notas y los silencios. La nota más larga de la notación moderna, equivalente a dos redondas, anteriormente se conocía como breve. Con el paso de los años se han introduciendo valores rítmicos cada vez más pequeños. Hace 200 años la negra se consideraba el valor básico, seguida de la mínima (ahora, blanca) y la semibreve (ahora, redonda).
El compás o metro es la agrupación de pulsos musicales en unidades básicas recurrentes. Se indica mediante la armadura de compás, que muestra cuántos tiempos o pulsos están agrupados. Aparece en el pentagrama inicial junto a la armadura de clave. Las líneas verticales (líneas de compás) separan las distintas unidades métricas o compases. La armadura de compás también indica un sistema de acentuación: generalmente el primer tiempo de cada compás será el más fuerte. Además, hay otros símbolos que indican otros aspectos de la música. La notación del ritmo y el compás se explican detalladamente en el artículo ritmo musical. La notación completa de una pieza de música se denomina partitura. Sin embargo, durante la interpretación, los músicos tocan leyendo una parte que solamente muestra su línea de música; sólo el director (si lo hay) tiene una partitura completa.

HISTORIA

El sistema actual es el resultado de una evolución que se produjo a lo largo de muchos siglos. Las formas de las notas se derivan de los neumas, unos signos manuscritos que se colocaban sobre las palabras de las canciones medievales. Al principio los neumas sólo daban una vaga indicación de las direcciones y patrones de la melodía. Gradualmente las formas se hicieron más precisas y, alrededor del año 1000, se añadieron las primeras líneas de lo que se convirtió en el pentagrama: primero una, después otra, luego fueron cuatro y, al final, cinco. Alrededor de 1200, la notación de los sonidos era bastante exacta aunque resultaba imprecisa en lo que a la duración se refiere.
En esta época apareció la primera notación de duraciones. Llamada notación modal, especificaba un modo rítmico (o patrón) repetido constantemente. Alrededor de 1250 se establecieron cuatro valores de duración para notas y silencios, así como una serie de reglas para determinar si una nota dada debía subdividirse en dos o en tres notas más cortas. Pronto se añadieron símbolos adicionales para duraciones más cortas. Si bien este sistema medía las duraciones de forma algo variable, no incluía los acentos del compás. Las armaduras de compás que regulaban las duraciones aparecieron por primera vez en Francia en el siglo XIV. Cada armadura de compás representaba tres niveles de subdivisión. Con el tiempo quedó descartado un nivel. Las armaduras de compás modernas representan una unidad básica y un nivel de subdivisión. Con la introducción, a mediados del siglo XV, de las cabezas de nota blancas, además de las cabezas de nota negras ya en uso, el sistema se aproximaba mucho a la notación moderna.
En los siglos XVII y XVIII se incorporaron los cambios finales a las armaduras de tonalidad y compás modernas. Durante esta época, se usaba un sistema de notación llamado bajo cifrado con el fin de indicar la armonía mediante números o cifras escritas debajo de la línea del bajo (el bajo continuo), que mostraba qué acordes debían tocarse encima. Hacia mediados del siglo XVIII, solían añadirse instrucciones subsidiarias como el tempo, la articulación, las técnicas interpretativas y las expresivas. El uso de dichos símbolos se extendió en gran medida durante el siglo XIX.
A mediados del siglo XX, los críticos señalaron que para la música contemporánea no era suficiente un sistema que se basaba en unos sonidos espaciados irregularmente provenientes de la música medieval. Las mismas críticas se aplicaron a las subdivisiones del ritmo que solían ser binarias y que sólo vagamente daban respuesta a los problemas del tempo, la dinámica y la articulación. Sin embargo, las continuas modificaciones del sistema, particularmente intensas durante el último siglo, han demostrado que la notación en partitura es una herramienta flexible, sutil y poderosa. Uno de esos avances es la caja de notación (utilizada por Witold Lutoslawski y muchos otros), en la cual se encierra una frase musical seguida de una flecha que indica que la frase ha de repetirse a voluntad hasta la siguiente señal del director, en coordinación con la de otro músico o de forma independiente.

OTROS SISTEMAS DE NOTACIÓN

Las notaciones alfabéticas se han usado en diversos lugares del mundo desde la antigua Grecia. Los diagramas del jazz sólo indican la estructura armónica pero dejan el resto a la voluntad del músico. Los neumas no sólo se han utilizado en Occidente, sino también en China, Japón y el Próximo Oriente, así como en el canto tibetano.
La tabulaturas son notaciones compactas que usan signos, nombres o letras para anotar generalmente las digitaciones en lugar de los sonidos. La tabulatura moderna para guitarra es una cuadrícula en la que las líneas verticales representan las cuerdas y las horizontales los trastes; los puntos negros indican dónde poner los dedos.
En el siglo XX, los compositores de obras aleatorias dejan deliberadamente varios elementos al azar y a la ambigüedad; sucede lo mismo en cuanto a sus notaciones no convencionales, que suelen usar símbolos y gráficos no musicales para motivar una respuesta individual por parte del intérprete. Por ello, es estos casos, no hay dos interpretaciones iguales de una misma obra.

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